¿Ataque de asma? Sepa cómo reaccionar

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Tos, ahogo, opresión y pitidos en el pecho son algunos de los síntomas que se producen durante un ataque de asma. Cuando estas molestias empeoran, hay que actuar de manera inmediata y, para ello, es necesario valorar la gravedad de la crisis y saber qué se debe hacer y qué fármacos tomar.
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El asma es una enfermedad del aparato respiratorio en la que los bronquios se inflaman y se obstruyen al paso del aire, lo que da lugar a síntomas como tos, pitos, presión en el pecho, falta de aire o sensación de ahogo.
«Los síntomas asmáticos recurrentes son causa frecuente de insomnio, cansancio diurno, disminución de la actividad y absentismo escolar y laboral», señala la Organización Mundial de la Salud (OMS). Esta entidad subraya también que el asma tiene una baja tasa de letalidad en comparación con otras enfermedades crónicas.
La Iniciativa Global para el Asma (GINA) indica que siempre suele haber cierto grado de inflamación, incluso cuando no se experimentan síntomas. No obstante, recalca que si el asma no está controlada, se repetirán los ataques de síntomas asmáticos.
CRISIS, DIFERENTES INTENSIDADES
Estos ataques o crisis «son empeoramientos del asma que requieren modificaciones del tratamiento», explica Eva Martínez Moragón, coordinadora del Área de Asma de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR).
Durante una crisis «los bronquios están más inflamados y se obstruyen al paso del aire. El paciente nota tos, ahogo, opresión en el pecho y sibilancias o pitidos. La intensidad de las crisis es variable, pues pueden ser desde leves a muy graves, que comprometen la vida del paciente», describe.
Se evalúan los posibles desencadenantes del asma como las infecciones respiratorias y los irritantes,así como hacer ejercicio.
Asimismo, la neumóloga precisa que las crisis pueden ser de instauración rápida (en menos de tres horas) o de instauración lenta (en días).
«Las crisis de instauración lenta son las más frecuentes, pues representan el 80% de los casos, y suelen deberse a infecciones respiratorias o a un mal control de la inflamación porque el tratamiento no se cumple de forma adecuada. El paciente tiene mucha inflamación bronquial y la respuesta al tratamiento es lenta», apunta.
Por su parte, las crisis de instauración rápida «se deben a alérgenos inhalados o alimentarios, o bien a algunos fármacos a los que el paciente puede ser intolerante, como la aspirina y sus derivados. El mecanismo fundamental es la broncoconstricción y, aunque la gravedad inicial es mayor, la respuesta al tratamiento suele ser favorable y rápida», afirma.
La doctora Martínez Moragón destaca que en una crisis leve las molestias son poco intensas y pueden aparecer con las actividades de la vida diaria, pero no impiden que la persona afectada las pueda llevar a cabo.
En estos casos «el paciente debe tomar la medicación de alivio que tenga prescrita, que habitualmente consiste en un broncodilatador de acción corta inhalado como el salbutamol. Además, debe aumentar su medicación de control durante unos días e incrementar la dosis de su inhalador habitual de mantenimiento que contiene corticoides inhalados, siguiendo el plan de autotratamiento que le haya prescrito su médico», detalla.
Un plan de autotratamiento o de ataque es un plan elaborado por el neumólogo que sirve para que el paciente sepa qué tiene que hacer cuando el asma comienza a causarle molestias.
Desde SEPAR recalcan que un enfermo de asma debe saber en cada momento en qué fase de la enfermedad se encuentra y cómo actuar ante cada cambio. Para ello, esta entidad considera necesario elaborar un plan de este tipo con el médico.
CRISIS GRAVES
En casos de crisis moderadas o graves las molestias son más importantes e impiden que el paciente desempeñe sus actividades o incluso pueden aparecer en reposo. Si la crisis es muy grave «los labios se ponen azules y el nivel de conciencia disminuye», expresa.
Ante esta situación, la neumóloga subraya que el paciente «debe tomar su broncodilatador de alivio y seguir su plan de autotratamiento (en muchas ocasiones tomando un corticoide oral). Pero si la respuesta no es buena o no se dispone de un plan de autotratamiento, hay que acudir de inmediato a un servicio de urgencias».
Para saber si una crisis de asma es grave, la especialista manifiesta que hay que fijarse en varios detalles, sobre todo si se trata de un niño.
Así, hay que observar «si hace muchos esfuerzos para respirar y si se le hunde el pecho o se le marcan las costillas. También hay que ver si cambia el color de los labios y si se afecta el nivel de conciencia», puntualiza.
Del mismo modo, la doctora detalla que en el centro sanitario se valora la gravedad de la crisis midiendo la función pulmonar. También se miden la saturación de oxígeno y las constantes vitales del paciente.
En este sentido, Martínez Moragón recalca que quien presencie cómo alguien sufre una crisis de asma puede prestar ayuda «haciendo que esa persona tome su medicación y trasladándola a un servicio de urgencias si es necesario».
No obstante, lo deseable es no llegar a ese punto y para ello el autocontrol del asma es clave.
«Consiste en que el paciente asmático pueda controlar su enfermedad por sí mismo. Se trata de un aprendizaje de la enfermedad, acompañado y asesorado por su médico, que permite adquirir los conocimientos, habilidades y actitudes que le harán partícipe activo del control de su asma», manifiestan los especialistas de SEPAR.
Asimismo, la OMS afirma que «aunque no se puede curar, el asma se puede controlar con un tratamiento adecuado, gracias al cual los pacientes pueden disfrutar de una buena calidad de vida».
ASMA Y ALERGIA
En palabras de la doctora Martínez Moragón, «lo que se pretende es que el paciente no tenga ninguna agudización de su asma, que no presente síntomas diarios y que su función pulmonar sea normal. Estas son las condiciones para considerar que el asma está bajo control».
La neumóloga destaca también que existen tratamientos disponibles para conseguir este control de la enfermedad en la mayoría de los pacientes.
Por el contrario, «se habla de asma grave mal controlada cuando hay una hospitalización o dos al año, o más exacerbaciones que requieran ser tratadas con un ciclo de corticoides orales», aclara.
Para prevenir los ataques de asma, puesto que la mayoría de ellos son subagudos, la neumóloga subraya que la mejor medida es «tomar de forma regular la medicación controladora del asma, no fumar y evitar los irritantes ambientales, tanto en casa como en el trabajo. Además, hay que acudir al médico con regularidad para que éste evalúe la gravedad del asma y establezca el tratamiento más adecuado».
«Es conveniente que todos los pacientes tengan planes de autotratamiento y que se les indique cómo deben actuar en caso de empeoramiento de sus síntomas», añade.
Además, la especialista explica que, dentro del diagnóstico del asma, se realiza una evaluación completa de la alergia para determinar si el paciente está sensibilizado a algún alérgeno respiratorio como polen, polvo, etc.
Aunque no se puede curar, el asma se puede controlar con un tratamiento adecuado, gracias al cual los pacientes pueden disfrutar de una buena calidad de vida. Cuando se agrava, lo mejor es acudir a un centro médico .EFE/J.L. Pino
También se evalúan los posibles desencadenantes como las infecciones respiratorias y los irritantes, por ejemplo, el humo del tabaco, el ejercicio, algunos medicamentos, alimentos y sustancias que puede haber en el lugar de trabajo, así como otros contaminantes ambientales.
No obstante, hay que tener en cuenta que asma y alergia son conceptos diferentes. «La alergia es una respuesta excesiva del organismo ante una sustancia llamada alérgeno. Los alérgenos desempeñan un papel importante para desencadenar asma en algunos pacientes pero no en todos. De hecho, hay personas con asma que no tienen alergia», detalla la doctora Martínez Moragón.
«Una vez identificados los desencadenantes de las crisis de asma de cada paciente, ya sean alérgenos o irritantes, se le indican medidas concretas para que intente evitarlos», apunta.
La neumóloga señala que, como medidas generales de prevención, hay que «cuidarse, mantenerse activos, hacer ejercicio físico, no fumar y tomar los tratamientos controladores del asma recomendados».
Del mismo modo, la doctora comenta que dentro de las guías de manejo del asma escritas en español existe material específicamente diseñado para los pacientes.
Un ejemplo es la GEMA, que la especialista considera aconsejable conocer y consultar. «Un paciente bien informado en una enfermedad crónica como esta obtiene mejores resultados para su salud», asegura.

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