¿Es correcto que las farmacéuticas paguen a los médicos?

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medicos-regalosLa cultura de pagos y regalos a doctores se ha generalizado de tal manera que ahora los gobiernos y las mismas industrias y profesionales de la salud intentan regularizarlo para «limpiar» la mala imagen que puedan tener.
Los regalos y pagos de las farmacéuticas a los doctores son vistos por algunas personas como una estrategia para alentar a los médicos a dar a los pacientes recetas innecesarias. Pero, ¿realmente es efectiva esta cultura creada en países desarrollados y exportada a todo el mundo?
Un médico podría acumular puntos con la cantidad de recetas que haga que más tarde puede cambiar por una gran variedad de productos, como televisores a color, relojes, hornos microondas, corta césped o palos de golf. Esta afirmación forma parte de una audiencia de 1974 del Senado de Estados Unidos.
Se trató de una campaña liderada por el senador demócrata Edward Kennedy en la que se puso en evidencia una cultura generalizada.
En las décadas siguientes, la industria farmacéutica creció, con lo que también aumentó lo que ofrecían a los médicos. En la medida que se facilitó el acceso a la información sobre los hábitos de prescripción de los doctores, mayor fue el dinero que se gastó para influenciarlos.
Los años 90 son considerados como una década de medicamentos éxito de ventas, un período de auge por los representantes de ventas que actuaron como intermediarios entre los doctores y la industria, que regalaron muestras de los productos y pusieron en práctica una variedad de tácticas estudiadas para aumentar tanto las ganancias de la empresa como sus propios sueldos.
Se trató de estrategias que fueron exportadas a muchos países, afianzando una cultura en la que para que muchas veces un doctor recete un medicamento, la compañía debe primero motivarlo de alguna forma.
Michael Oldani, quien trabajó como vendedor para Pfizer antes de ser un antropólogo médico, explica cómo ofrecer comida y bebida -almuerzos o cupones para el café- era la estrategia favorita.
Los regalos podían variar desde bolígrafos y botellas de vino a «becas educativas sin restricciones».
«Hicimos todo tipo de cosas en la industria», recuerda Oldani. «Las legislaciones no nos habían alcanzado».
La exposición gradual al público de este tipo de prácticas por informantes, fiscales y medios hizo que eventualmente los profesionales y la industria crearan una serie de directrices que eliminaran algunas de las transferencias financieras más flagrantes. En algunos estados se prohibieron los incentivos en efectivo, y a nivel federal se ilegalizó para prescripciones cubiertas en programas Medicare y Medicaid de la seguridad social estadounidense.
Las medidas, junto con lo que muchos observadores consideran han hecho un cambio en la cultura, parecen haber hecho alguna diferencia.
Fines educativos
Pero los doctores todavía pueden recibir un dinero por dar charlas y asesorías, así como tener financiamiento para iniciativas de educación o de investigación.
Un estudio realizado por Eric Cambell, de la Escuela de Medicina de Harvard, determinó que de una muestra aleatoria de doctores, los beneficios de aquellos que habían recibido regalos de las farmacéuticas cayeron de 83% en 2004 a 71% en 2009. La cuota de pagos por servicios como asesorías o charlas bajó de 28% a 14% en el mismo período.
No obstante, incluso en 2009, casi el 84% de los encuestados dijo tener una relación con la industria. «Todavía la gran, gran mayoría de los médicos están recibiendo cosas de las farmacéuticas», dijo Campbell.
Algunas de esas relaciones han derivado en comportamientos ilegales. Las principales farmacéuticas han llegado a acuerdos con el Departamento de Justicia de decenas de miles de millones de dólares sobre presunto mercadeo fraudulento de fármacos, algunas veces a través de pagos a médicos.
Pero la mayoría de las transacciones entran dentro de lo que es profesional y legalmente permitido. Y quienes apoyan estas estrategias insisten en que ayudan a que los mejores y más nuevos tratamientos lleguen a las personas que lo necesitan.
Hay un «gran valor» a cambio de información entre el sector de la salud y la industria, dice Kendra Martello, vicepresidente de PhRMA, que representa a farmacéuticas líderes. «En mi opinión, en la medida que los doctores pueden dar una mejor educación, mejor será el cuidado de los pacientes».
Tom Stossel, profesor de medicina en Harvard, explica que la medicina «es incomparablemente mejor» hoy en día que hace 50 años, y «ello es gracias a las herramientas que los médicos han recibido de la industria».
Él no toma en cuenta las acusaciones sobre cómo los pagos distorsionan la toma de decisiones, y las califica de «especulaciones». Stossel considera que las farmacéuticas sólo han llegado a acuerdos para evitar ser excluidas de contratos del gobierno.
«Los doctores podrían ir a un restaurante, aprender algo, tener una buena comida, ¿qué hay de malo con eso? ¿Es mejor la educación en un monasterio que en un restaurante?», agrega.
Es difícil hacer un seguimiento de los pagos en el tiempo, o de medir su impacto.
Sin embargo, críticos insisten en que hay evidencias de que tienen un efecto en los hábitos de recetar, lo que hace que aumenten los costos y los riesgos para la salud.
Más propensos
Un reciente estudio de tres economistas estadounidenses descubrió que un doctor que recibe pagos de una farmacéutica era más del doble propenso a prescribir sus productos, comparado con los médicos que no recibieron pagos.
A partir de los datos de más de 330.000 profesionales de la salud y 12 compañías, lograron determinar que el 58% recibió pagos. Y que era poco probable que esos beneficios representaran una oportunidad significativa para educar a los doctores sobre fármacos nuevos y que las ganancias financieras parecieron ser un importante motivo para los doctores.
Daniel Carlat, director de proyecto de recetas médicos del grupo sin fines de lucro Pew Trusts, señala que la investigación hasta la fecha muestra que los médicos que han lidiado con visitadores «tienden a prescribir diferente».
«Recetan más medicamentos, fármacos más caros, de marca (y no genéricos) y son menos propensos a seguir las indicaciones basadas en la evidencia de los productos».
Los pagos y regalos pueden resultar en que un doctor cambie su «obligación» por el paciente a una por la empresa farmacéutica, señala Oldani. A nivel general, el ex vendedor de Pfizer explica que la industria ha fomentado «una mentalidad de fármacos primero» en la que los doctores prescriben con mucha facilidad a expensas de las terapias u otros tratamientos.
Es en este contexto que las medicinas «éxito de ventas» han florecido no sólo en EE.UU. sino en muchas otras partes del mundo.
«La razón por la que hay un mercadeo tan agresivo es que la gran mayoría de estas ‘nuevas medicinas’ son bastante similares a las que ya existen en el mercado», aclara Campbell.
«Si las compañías hacen fármacos que en realidad funcionan, los doctores las usan. No tienen que pagar para que un médico sepa de su existencia, no le tienen que pagar para que los usen».
En términos de riesgos para la salud, existe una preocupación de que los pagos puedan comprometer el proceso de sacar un medicamento al mercado, y de que una vez que un fármaco es aprobado, pueden alentar el uso excesivo.
Oldani escribió sobre un antibiótico que su empresa comercializó agresivamente, pero que poco después fue restringido por la Agencia de Control de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) debido a su asociación con la toxicidad del hígado y en casos graves, la muerte.
«Los regalos incluían bolígrafos, relojes, cenas gratis, simposios con expertos, becas clínicas… todo lo cual aceleró el aumento de las prescripciones y -eventualmente- los graves efectos secundarios».
¿Premio al trabajo?
Pfizer dijo en un comunicado que para cumplir con la ley hace entrenamientos y vigilancia, también se asocia con doctores «para educar a otros profesionales de la salud sobre importante información segura y efectiva».
«Pfizer está comprometido a compensar justamente a profesionales de la salud, investigadores clínicos e instituciones de investigación por el trabajo que hacen para avanzar en los cuidados y la salud del paciente», se lee.
Una categoría de fármacos el cual la prescripción excesiva se ha convertido en un problema reconocido son los analgésicos opioides. Las cifras de adicción y muertes por sobredosis de opioides han aumentado considerablemente, con algunos consumidores cambiando a heroína cuando no pueden tener acceso a la receta.
«Esta epidemia empezó a finales de los 90 en respuesta a una campaña financiada por la industria farmacéutica que llevó a la comunidad médica a creer que los opioides eran efectivos y seguros para enfermedades comunes», explica Andrew Kolodny, jefe médico de Phoenix House, que trabaja para ayudar a los toxicómanos.
Médicos influyentes, pagados por la industria, encabezaron «sociedades de profesionales que lanzaron comunicados conjuntos haciendo un llamado a la prescripción agresiva», agrega.
Si bien nadie ha cuantificado las consecuencias económicas y de salud de los pagos, las preocupaciones sobre conflicto de interés están haciendo presión en EE.UU.
Este año, bajo una reforma de salud poco conocida del presidente Barack Obama llamado Sunshine Act, los pagos a los doctores por parte de la industria deberán publicarse en internet.
Es posible que la medida ya esté teniendo impacto. Una investigación de la organización de periodismo de investigación Pro Publica, mostró recientemente que algunas de las firmas más importantes habían reducido dramáticamente los pagos por charlas promocionales.
Y la firma británica GlaxoSmithKline -cuyo esfuerzo para aumentar prescripciones le ha valido escándalos en varios países- anunció en diciembre que dejaría de pagar a los médicos por promover sus productos, entre otras medidas.
Pero a PhRMA le preocupa que el Sunshine Act tenga un «efecto escalofriante» en el intercambio de información, argumentando que algunos doctores se están negando a tener copias de artículos de los representantes de ventas porque se puede confundir como una «transferencia de valor».
Pero los expertos consideran que las farmacéuticas pueden estar gastando menos porque tienen menos productos caros y patentados por salir al mercado.
Mientras que a críticos de la industria les preocupa que esta reforma pueda simplemente legitimar los pagos, que las empresas puedan gastar más dinero en mercadear los productos directamente al consumidor, y que a pesar de las directrices todavía puedan influir en la práctica médica con fondos destinados para la educación y la investigación.
Además, los fondos pueden desplazarse a mercados en el mundo en desarrollo.

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